jueves, 8 de abril de 2010

Página 24

El guardia de seguridad es un buen tipo, sólo que no con los vagos bebedores como tú sino únicamente con los clientes. Otra cosa: a diferencia de los empleados de la cadena, él no está obligado a atenderte con una sonrisa. No es empleado directo de la cadena sino que trabaja para otra empresa de nombre inglés y locación incierta, en la cual consiguen empleo la mayoría de ex policías y militares retirados forzosamente. No es un gran empleo, no se gana demasiado, pero ciertamente es algo que permite que cierta parte de la población pueda llevar comida a sus hogares y mandar a los niños al colegio sin tener que asaltar a la otra parte honesta de la población.

Y ciertamente es un modus vivendi más digno que el tuyo, por lo cual el guardia no siente reparos en patearte los testículos hasta que caes al suelo. Después de todo, para eso le pagan: para dar tranquilidad a los clientes, que no buscan otra cosa que un desayuno sabroso y de calidad junto a sus familias en un ambiente sano y seguro. Y tú, amigo mío, no es precisamente ni salud ni seguridad lo que emanas.

El guardia se acerca hasta ti en el suelo y alcanzas a ver la inscripción bordada en su gorra; es el nombre de su empresa: Security. Haciendo honor al lema, sin demasiada amabilidad, te levanta por las solapas y te acompaña hasta la puerta, ante la mirada cada vez más tranquila de los clientes de la hamburguesería. Al menos conseguiste defecar en un lugar abrigado. En la acera, te acomodas las ropas y miras el cielo por entre los edificios grises y la telaraña de cables que cruza la calles bien por encima de tu cabeza. Hace frío pero hay sol. Un nuevo día comienza. Otra vez la monótona rutina diaria. Te preguntas si podrás conseguir unas monedas para comprar alcohol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario